Cuando usamos la comida como si de un medicamento se tratara

Cuando usamos la comida como si de un medicamento se tratara

Lo que nos puede pasar ante una depresión, agotamiento mental, duelos, crisis de pareja, estrés laboral, inseguridad social, falta de autoestima, inclusive problemas de la vida cotidiana que en menor o mayor escala, nos desequilibran al hacernos sentir emociones negativas. Pero, cuando confundimos este malestar con el hambre y utilizamos la comida como un antidepresivo o ansiolítico natural, es cuando la señal de alarma comienza a sonar.

“Somos más lo que sentimos, que lo que comemos”, señalo yo quien he constatado que tras problemas de obesidad o de trastornos de la alimentación, siempre existe un conflicto emocional no resuelto. Hasta me ha pasado a mi, que llegué a pesar 111 kilos y afortunadamente logré bajar de peso al sanar, lo que me estaba haciendo daño.

Y te muestro otro ejemplo a la típica escena del cine americano: de la chica sentada en un sofá ahogando sus penas en un bote gigante de helado, seguramente lo habrás visto más de mil veces.

“Cuando empezamos a comer de forma descontrolada, para intentar resolver nuestros problemas y no lo hacemos solo una vez, sino más de tres, es una señal, una bandera de diez metros flameando al viento y diciendo que algo va mal a nivel emocional”, por lo que debes tomar cartas en el asunto de inmediato.

Identificar las emociones, es el primer paso: “El control emocional, es entender qué me pasa y qué hacer con lo que me pasa”.

El hambre emocional

La señal en este caso, sería el hambre emocional, una especie de alerta de que algo sucede. Por ejemplo: cuando hemos cenado bien, y a continuación devoramos una tableta entera de chocolate o comemos una barra pan e instintivamente hacemos un ejercicio de mandíbula como digo yo. Aunque, si esto es la anécdota de un día, no pasa nada, pero si se convierte en algo habitual, debería sonar como si fuera una ambulancia con todas las luces y sirenas en marcha.

El dolor y el remedio

Y te lo comparo con el dolor: Todos hemos aprendido a que cuando sufrimos dolor de forma natural, ponemos remedio, verdad?. Pues, pasa lo mismo con la forma rara de comer: los atracones, picar constantemente, abusar de alimentos ricos en grasa e de hidratos de carbono, tomar dos litros de refresco. Es un aviso de que algo falla. Y esto, lo he visto también cuando un médico del programa Cuerpos Embarazosos que lo dan en el canal Nova, que ayuda a personas a redescubrirse como persona, y que es como una necesidad de dañarnos a nosotras mismas sobre nuestro cuerpo. ¿Por qué lo hacemos? La respuesta es sencillas, miedo a asumir responsabilidades y que nuestra mente lo distorsiona a cada instante para que pensemos que no podemos.

En algunos casos, responden a un gran desconocimiento nutricional, pero normalmente es la respuesta a no tolerar bien el malestar, no saber regular nuestras emociones, no ser conscientes de que tenemos un problema, no le damos solución y comemos.

No identificar el problema

Muchas veces, no es fácil identificar el problema que nos lleva a devorar, puede ser desde un leve malestar emocional por cualquier suceso cotidiano, a un estado de ansiedad sostenido en el tiempo o una depresión.

Los hombres, son lo que peor identifican sus conflictos, una de las características de la inteligencia emocional que las mujeres, sin embargo, sí tienen más desarrollada, aunque luego no sepan cómo solucionarlo.

Hay casos de hombres, que empiezan a engordar cuando rompen con su pareja y terminan con un problema de obesidad, pero nunca identifican su voracidad con sus sentimientos y emociones. Los psicólogos y coaches, ayudan a entender el origen del problema, es la corriente denominada psico nutrición.

Comer por hambre, comer para olvidar

El ser humano come para vivir, tenga hambre o no. Pero la comida, también es una motivación social, de disfrute, para compartir.

Cuando tenemos hambre, se rompe el equilibro en nuestro organismo y nuestro instinto nos lleva a buscar la armonía con el alimento. Pero, si se rompe esa estabilidad porque estamos preocupados, angustiados, tristes, también podemos intentar recuperarla a través de la comida.

No utilizar la comida como escape

Es entonces, cuando utilizamos los alimentos como antidepresivos o ansiolíticos naturales. Está claro, que disfrutar de la comida es un placer en sí mismo que, dentro de la normalidad, va a disminuir las emociones negativas. ¿Quién no ha sentido una sensación de bienestar después de una comida que le hace aparcar las preocupaciones?

Pero, si ese alivio puntual deriva en una forma de comer descontrolada se convierte en hábito, y ese hábito degenera en obesidad y la obesidad en culpa y vuelta a empezar. Un círculo vicioso.

En consulta, les recalco: La comida es un peligroso ansiolítico o antidepresivo por doble razón: porque te sientes culpable al generar un problema de peso y, por otro lado, porque no estás atendiendo al problema real que tienes. Cuando comes para resolver el conflicto, no lo estas resolviendo, estas añadiendo otro.

El control lleva al descontrol

Les ocurre más a las mujeres que a los hombres en realidad. La estética actual que eleva a los altares cánones de la delgadez alejada de un peso normal, hace que las mujeres tengan un control excesivo sobre sus hábitos alimenticios, hasta el punto de dejar de comer en determinados momentos.

Esa obsesión les dirige directamente al polo opuesto, al atracón. “El control nos ha llevado al descontrol”, un juego muy peligroso que podría acabar en trastornos como la anorexia o la bulimia.

Chocolate, patatas fritas y los temidos alimentos calóricos

Los azúcares elevan la serotonina, la llamada hormona de la felicidad, y hace que nuestro organismo se compense un poco, aunque no es un efecto inmediato ya que se produce después de la digestión, por lo que es más el estímulo sabroso del momento. Cuando nos desahogamos con la comida, lo normal es escoger alimentos muy calóricos (los azúcares, los hidratos de carbono en general, elevadas cantidad de sal, dulces) Cuanto más sabroso es un alimento, más potente es el estímulo que nos alivia, o ¿no?.

Pero, también hay bebidas que pueden estresar y mucho como: el café o el alcohol.

Conclusión

Sin embargo, cuando hacemos una dieta equilibrada y variada a base de hidratos, grasas y lípidos acompañada de ejercicio y otros hábitos de vida saludables, nos sentimos bien, nivelados, en armonía. Pero, no se trata tanto de los componentes químicos del alimento, sino de lo que representa.

Lo que está claro, es que no hay que desterrar los alimentos calóricos de nuestra vida, solo tomarlos de vez en cuando. Prohibir, puede llevar a la obsesión y de ahí al descontrol y…¡vuelta a empezar! lo que no lo aconsejo.

Ahora bien, ¿Te ha pasado de devorar comida o abusar de bebidas para tapar miedos a enfrentar responsabilidades?¿Lo has sanado? ¿Por qué si o por qué no?

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