Familia y dinero un mal de nuestros tiempos
Si hay algo que realmente llama poderosamente la atención, es que las familias discutan por dinero. Y hasta podemos llegar a observar que el vil metal separa familias (hablando de hijos, hermanos, familiares en general) o bien un matrimonio que se divorcia por este tema con grandes reproches. ¿Somos tan ambiciosos de reclamar a los gritos dinero por herencias? ¿no podemos comprender que uno de los cónyuges no tiene trabajo, y por lo tanto, no puede aportar a la casa, por la que llevan discusiones acaloradas porque las cuentas se vienen encima de uno? ¿hasta dónde podemos llegar? ¿es tan fuerte el dinero como para manejarnos la mente y los actos adversos?

Analicemos paso a paso
Es un tema digno de pensar y analizar. Conversar con las personas a las que amas acerca de cuestiones de dinero, puede convertirse rápidamente en una situación difícil y tensa entre los componentes de la familia o de pareja.
En todos estos años, he visto de todo y, a menudo, no es agradable. Parejas amigas enredadas en peleas por lo que gastan. Hermanos enfrentándose ferozmente por las herencias, como ha pasado con algunos de mis familiares. Padres en pie de guerra por si deben tirarle un salvavidas financiero a sus hijos adultos, que uno como padre, les ayuda en todo lo que pueden, porque no los va a dejar tirados. Pero cuando el tema es el dinero, y las personas que discuten son familiares o tu pareja, que tu quieres, y que eran apacibles, se convierten en verdaderos demonios. La gente rara vez es racional en estas situaciones.

Esto no significa que, puedas eliminar por completo la emoción que se siente como ser humano al tomar decisiones financieras. Las actitudes y los hábitos en temas monetarios están muy arraigados y a uno lo sacan de quicio cuando no se sabe hablar y conciliar para resolver un problema financiero.
¿Qué fue lo que aprendimos en la vida?
Aprendemos desde niños a ser gastadores o ahorrativos por el ejemplo que nos dan nuestros padres, y las experiencias que adquirimos durante nuestra formación desde niños a la adultez, pueden llevarnos a asociar el dinero con emociones poderosas, tales como: el amor y la necesidad de mantener siempre el control de lo que queremos.
Tomando decisiones correctas
De modo que, cuando hay que tomar una decisión financiera con los integrantes de la familia que tienen diferentes perspectivas respecto del dinero, puede producirse un choque entre dos mundos. Y esto es muy común hoy en día y desde que el mundo es mundo.

¿Cómo pueden los familiares enfrentar las cuestiones monetarias conflictivas sin dinamitar los lazos familiares? Es muy difícil, ¿verdad?. Viendo como las finanzas personales se mezclan entre lo personal y lo financiero,
Enfocar el problema
Sugiero que hay que tener un enfoque cálido y difuso, saber conciliar y resolver este problema; y aunque otros coaches o psicólogos recomienden todo amor, pero con firmeza. Se deberá elegir lo que mejor se adapte a nuestro estilo y a nuestra situación para mantener (o recuperar) la paz familiar o de pareja y así fijar un rumbo financiero seguro. Ojo, esto no es egoísmo, pensar qué por y para qué se necesita el dinero.
Diferentes situaciones
Afortunadamente, por ejemplo: mi hermano y yo, jamás hemos discutido por la herencia que nos dejaron nuestros padres. Yo tenía claro que no iba a discutir por llevarme un tenedor, un plato o un cuadro y menos exigirle el dinero que me correspondía de mala manera. Tanto mi hermano y yo, ya sabíamos de antemano que jamás se discutiría sobre bienes materiales y el vil metal. Y así fue. Porque lo más importante que puedes llevarte en esta vida, justamente no es el dinero, sino lo que has aprendido en esta existencia para crecer como persona. Entiendo que el dinero juega mucho, en el sentido si lo necesitas para comer o darte un pequeño capricho, porque te has ajustado el cinturón siempre, pero tampoco llevarlo a extremos, ¿no te parece? ¿O acaso te vas a llevar el dinero cuando dejes esta tierra al otro lado del velo? Pues como has venido, asi te vas.
Las emociones manejan la desesperación
Con respecto a parejas que discuten por lo financiero, es verdad, que las emociones que manejan la desesperación, hacen mella en la pareja, llevando incluso a un divorcio, después de miles de discusiones y reveces, en vez de charlar y ver cómo resolver las situaciones que se presentan. Siempre echamos culpas y gritamos al otro, como si quisiéramos hundir y castigar al otro, sin pensar, cómo se ha de sentir anímica, física y mentalmente. Jamás nos ponemos en los pies del otro. Y si se llegó a esa situación de que el dinero no alcanzase, no fue solo una persona, sino que ambos no han pensado fríamente en cómo distribuir el dinero de forma ordenada.

Más situaciones…
Otra situación muy común hoy en día, es la que los hijos pasan mal momento financiero. Y por lo tanto, como padres deberíamos ayudarle a crecer, y acompañarle para que salga de esa situación agobiante de momento y así dirija todos sus esfuerzos en tener una sólida base financiera para poder moverse. Y no recriminar que gracias a ellos, no les falta nada.
Lo mismo he visto de hijos a los que deberían ayudar a sus padres en caso de necesidad monetaria. Estos «prefieren llevarlos a vivir con ellos o meterlos en un centro día público o geriátricos» para no pagar nada. Y hasta en extremos, algunos hijos abandonan sin más a sus padres, dejándolos en situación de precariedad. Aunque claro, que una vez que fallecen, quieren su herencia.

Recuerdos olvidados
En este caso, habría que hacer hincapié y hacerles un recordatorio a los hijos, que mientras estuvieron en casa de los padres viviendo gratis, gozando de un techo, comida, vestido, estudio, internet, teléfono móvil y bancarlos hasta que lograron independizarse sin cobrarles los gastos, que siendo mayor de edad debieron aportar en la casa como uno más, hoy ya no lo recuerdan, porque los hijos en sus egoísmos les hacen saber a sus padres, que «era su obligación», pero, ¿la obligación de los hijos, es abandonarlos en caso de necesidad monetaria? No es una recriminación o reclamo, es hacerles ver, que toda la familia debe ayudarse entre sí, que todos deben colaborar sin reproches en la unidad familiar.
Conclusión
Entiendo que algunos estarán de acuerdo o no con estos pensamientos aquí vertidos e inclusive con los llamados de atención. Pasa que nadie se pone en el sitio de la persona que lo está pasando mal.

¿Tú has pasado por alguno de estos temas? ¿conoces a alguien que haya pasado o pase por esta situación actualmente? ¿por qué no nos ponemos en el sitio del otro? ¿somos tan egoístas?
Si necesitas más información sobre este tema o deseas hacerme una pregunta, puedes hacerlo en la sesión comentarios o en el mail: contacto.glamouretstyle@gmail.com