Prejuicios
Si hay algo que realmente da pena, es cuando la gente «con prejuicios» cree que tiene el derecho de criticar, juzgar y condenar a otros, cuando en realidad, ellos no son la voz de la perfección. Todos en algún momento de nuestra vida, nos hemos sentido con «el derecho de juzgar al otro» de acuerdo con su vestimenta, la forma de actuar, su forma de hablar o de pensar.
¿Quiénes somos nosotras para condenar?
¿Pero quiénes somos nosotras para criticar, juzgar y condenar? Si somos seres imperfectos, que se sepa bien que nadie, que nadie es perfecto.
Mujeres vs hombres
Hay estadísticas que las que más prejuicios tienen, son las mujeres más que los hombres, en un 70%. Y, eso, ¿por qué se da? Es porque las mujeres lamentablemente, hablan demasiado «entre cocina», amén de ser competitivas en un trabajo, pues necesitan desprestigiar para ocupar quizás un puesto de trabajo.
También, se da que si no es una vecina, es una amiga o una pariente que parece el Diario Levante o Las Provincias que lleva y trae chisme juzgando y prejuzgando a otros y riéndose de todo, como si fuera «Doña Perfecta/o».
Amistades verdaderas
Es por eso, que la amistad entre mujeres, dura poco por los juicios que emiten, sin mirarse ellas mismas. No obstante, los hombre en sí, son muy pocos los que hacen un prejuicio, se diría que un 30% y es como mucho, que un hombre comente con otro lo que es a su juicio del pensar sobre otras personas. Puede pasar, pero son los menos.
No somos ejemplo
El problema viene, que los adultos somos «ejemplo» para los niños y jóvenes, pero cometemos errores fuertes, que pueden o no tomarlos como ejemplo e incorporarlo a sus pensamientos. Entonces, ¿Qué nos está pasando a los adultos? Tenemos que revertir lo que estamos haciendo.
Estos prejuicios que tiene cierta gente, no son beneficiosos para nosotras, ni para la otra persona a la que puso sus ojos para hacerle ver que no es correcto, ya que limita la capacidad de goce de ambas parte.
En nuestra sociedad actual, existe la dificultad para poder aceptar al otro/a tal cual es, sin criticar negativamente. Por lo que esa es la creencia que inculcan deliberadamente.
Ejemplos claros
Esta capacidad de juzgar, la hemos aprendido a lo largo de nuestra vida, ya sea que nuestra familia que hace constante observaciones hacia otros, en la educación formal o en el ámbito en el cual nos movemos, así como también en los medios de comunicación, como por ejemplo: la televisión en la prensa rosa o en un programa político.
Pero, una vez que alcanzamos la adultez, nosotras somos capaces de modificar estos pensamientos y conductas, además de reconvertirlos en acciones positivas, si lo deseamos.
La pregunta sería: ¿por qué permitimos que nos machaquen con prejuicios equivocados? ¿es necesario rebajar a otras personas o a nosotras mismas a un estado de bajeza moral?
Como evitar ser prejuiciosa
Los Prejuicios: Como lo dice la palabra, un prejuicio, implica juzgar anticipadamente un hecho, una persona, una conducta. No debemos anticiparnos a lo que realmente es, siempre hacemos un pre juicio sobre una determinada persona.
Muchas veces, la primera impresión de una persona suele ser equivocada o no, todo depende de cómo están nuestras emociones ese día o en ese momento. Es importante, poder tener la capacidad de mantener una mentalidad abierta y flexible para poder evitar prejuicios equivocados. No es correcto apresurarnos
El Tiempo: Antes de emitir un comentario o de catalogar a una persona, debes tomarte el tiempo necesario para conocerla bien. Te podes sorprender positivamente si le damos la oportunidad de ver las cosas en positivo sobre una persona.
Observa con cierta distancia, y trata de no actuar impulsivamente para que la otra persona pueda actuar libremente y desenvolverse con naturalidad. Si no le das la oportunidad, nunca sabrás si estabas en lo cierto con lo que pensabas.
Sinceridad: No des por hecho algo basado en suposiciones, pues te puedes equivocar. Si tienes algún tipo de dudas en relación a ciertas situaciones, pregúntale directamente a la persona implicada. Sobre todo, si se trata de actitudes o reacciones.
En ocasiones, lo que tu consideras como un agravio, en realidad para la otra persona no lo es, por eso, es necesario no dar por hecho ciertas cosas, sino consultar antes.
Claridad: Debes tratar de evitar todas aquellas palabras que sean destructivas tanto para ti como para la otra persona. Debes tratar de pensar positivamente, mantenerte abierta ante la situación, para que de este modo aceptar las diferencias y no juzgarlas.
Ni tu ni otras personas son jueces de las demás personas, no somos ni mejores ni peores, somos diferentes y por eso, resulta importante aprender a convivir con la diversidad en lugar de criticarla.
Prevenir: No hagas a los demás lo que no te gusta que te hagan a ti. Si no te gusta que te critiquen sin motivo, tú no hagas lo mismo. Cada uno tiene derecho a ser como quiera ser, mientras que no haga daño a los demás.
Respetar las distintas opiniones y las diferentes maneras de enfrentar la vida, es la clave fundamental. Aprendemos más de las diferencias, que de las igualdades. Todo esto, tenlo muy presente.
Igualdad: Nadie es mejor persona por vestirse, hablar o actuar de tal manera. No caigas en el error de creer que tu estas capacitada de actuar de juez frente a las personas y viceversa. Como seres humanos, todas somos distintas y todas somos capaces a nuestra manera. Prejuzgando, lo único que lograrás, es quedarte en un lugar de pasividad. Comienza a trabajar en tus prejuicios, para aprender de los demás y crecer como persona.
Conclusión
Los prejuicios, no conducen a nada. Aprende a que no todas las personas son iguales a ti. Y cuando emitas una crítica, juzgando y condenando a otros, recuerda que te lo estás diciendo a ti misma/o, porque lo que no te guste de la otra persona, es lo que no te gusta de ti.
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Si quisieras ser coacheada/o para sanar los prejuicios u otro tema que te moleste de ti, que impidan tu crecimiento, escribe a mi mail y te daré una cita para poder aclarar dudas