Palabras tóxicas
Las palabras tóxicas que solemos utilizar, tienen mucha más importancia de lo que creemos. Porque determinan nuestros pensamientos y acciones.
Si realmente quieres cambiar tu vida y alcanzar el éxito en cualquiera de tus facetas, bien sea personal o profesional, cuida tu lenguaje y las cosas que te dices a ti misma, porque puede ser que no consigas todo aquello que ansías porque te estés autolimitando.
Las corrientes psicológicas modernas como el Análisis Transaccional, han demostrado que las palabras no sólo tienen una función descriptiva, sino que tienen el poder de crear nuestra realidad.
Realidad distorsionada
Utilizamos las palabras para pensar y para explicarnos la realidad de cómo nos vemos y nos sentimos, no sólo para relacionarnos con los demás sino también para relacionarnos con nosotras mismas en lo que se conoce como el diálogo interior.
Constantemente y, a menudo, de manera inconsciente, nos decimos cosas como: «Seguro que no lo conseguiré», «Todo el mundo me tiene manía», «Nada me sale bien», «Mi vida es un desastre», «Tengo la culpa de que mi hijo se comporte mal en el escuela, porque no paso suficiente tiempo con él», «no sirvo para nada, mi madre tenía razón cuando me lo decía», «mi marido ni me mira ya…será porque no soy atractiva».… Estas afirmaciones crean nuestra realidad.
Grandes oportunidades
También hay personas que dicen frases como: «Es una gran oportunidad», «Estoy preparándome para ello», «Me tengo que ocupar de los problemas que mi hijo tiene en la escuela», «mi cuerpo está sano y debo cuidarlo», «debo aprender a ser positiva y lo haré, porque me merezco ser feliz»... ¿Ven la diferencia de lo que quiero decir? Si eres positiva, todo se andará, pero si eres negativa…. tu vida será negativa y amargada.
Las palabras que yo utilizo, la forma en la que me hablo a mi misma, y la interpretación que me hago de la realidad van a limitarme o van a potenciarme, hasta van a hacer que me vea como una víctima o como una persona capaz y válida, con todo lo que ello implica a la hora de alcanzar mis objetivos y de ser feliz.
Ejemplos de positivismo y negativismo
Voy a ponerles un ejemplo: imagínate a dos personas que en las mismas circunstancias (más de 45 años, hipoteca, familia, facturas que pagar, y la lista sigue) se quedan en el paro.
Una de ellas se dice: «Soy una fracasada, nunca encontraré trabajo a mi edad» y la otra se dice: «Es una gran oportunidad, para emprender el negocio que siempre había deseado». ¿Cuál de ellas piensas que tiene más probabilidades de que le vayan bien las cosas?
De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Amsterdam, concluyó que: las personas extrovertidas y las introvertidas, utilizaban palabras muy distintas.
Mientras los retraídos usaban palabras como «quizás», «probablemente», «a lo mejor», los extravertidos usaban palabras que implicaban mucha más determinación y acción como «seguro que lo conseguiré», «estoy segura de...» «¡allí voy!….».Ahora bien, ¿te das cuentas cómo las palabras influyen en nosotras?
¿Quieres mejorar o intoxicarte?
Por lo tanto, si quieres cambiar cosas en tu vida, emprender con éxito, tener mejores relaciones sociales, sentirte más segura y capaz, y, en definitiva, ser más feliz, tienes y debes desterrar de tu vocabulario, todas aquellas palabras tóxicas que te limitan y te hacen sentir inferior.
Y esto lo recalco, porque a tanto se nos condicionan sea la sociedad o personas, que aparcamos el ser positivas y no sabemos vivir de otra manera que sea más negativa que positiva.
¿Qué entendemos por palabras tóxicas?
Sobre las palabras tóxicas, definimos que son: todos aquellos vocablos o expresiones que nos limitan y nos roban energía y vitalidad, haciéndonos sentir inseguras y poco capaces de lograr nuestros objetivos.
Tienen su origen en mensajes que hemos recibido durante nuestra infancia y que hemos interiorizado y adoptado como creencias o en estereotipos culturales que están condicionándonos, y que conforman nuestro diálogo interior.
Como ya he comentado, muchas veces, son pensamientos inconscientes que nos atormentan interiormente.
Ser conscientes
Por ello, el primer paso para poder eliminarlas, es hacernos conscientes de ellas, para poder cambiarlas por palabras y afirmaciones que nos capaciten y nos empoderen.
Para lograrlo, tenemos que prestar atención a nuestro diálogo interior y a la manera en que tenemos de hablarnos y de hablar con los demás.
Yo misma muchas veces antes de ser coach, me hablaba y me criticaba a mi misma de una forma negativa. Pensaba que no lograría cosas, porque en mi infancia y adolescencia, yo no era buena alumna, «no le daba satisfacciones a mis padres».
Siempre recibí comparaciones por parte de mi madre entre mi hermano y yo. Luego en el colegio, se burlaban de mi por ser retraída. Era la boba de la clase.
Debo reconocer, que el mero hecho de siempre ridicularizarme y hacerme sentir disminuida, hizo mella en mi carácter. Lloraba en silencio, nadie sabía cómo me sentía.
Afortunadamente, mi padre, en mi infancia, adolescencia y en mi madurez, me impulsaba y me ayudaba a tratar a que saliera adelante por mi misma, y que todo lo que hiciera, se debía hacerse porque eran mis propios sueños a realizar.
El impulso para ser feliz
Hoy, después de haberme venido a Europa, y aunque hoy ya no esté en este mundo, recuerdo siempre sus palabras de apoyo y de impulso para que aprendiera a ser feliz con mis sueños.
Si recuerdas a alguien especial que te ha ayudado o te ayuda a impulsar tus sueños, no tengas pensamientos negativos. Cambia tu actitud, tu comportamiento.
Si bien somos seres imperfectos, pero dentro de esa imperfección, somos perfectas para aprender a ser una misma en estos campos de aprendizajes de vida.
Aprende a desintoxicarte de ti misma y de las personas que no te ayudan a Crecer…
Estarás utilizando palabras tóxicas si…
- Te sientes insegura e incapaz de conseguir aquello que quieres.
- Siempre te sientes inferior a los demás o acomplejada.
- Te ves como una víctima y piensas que los demás te tienen manía.
- Culpas a los demás a cuanto te sucede.
- Te ves empequeñecida frente a los demás.
- Te ves como una fracasada.
- No te atreves a perseguir tus sueños.
- Imaginas que nunca vas a poder cambiar o conseguir aquello que deseas.
- Piensas que nadie te ama tal cual eres.
- Crees que no te comprenden.
- Prefieres aislarte para que no te hagan daño
Palabras tóxicas que tienes que eliminar de tu vocabulario
La Culpa
La palabra culpa o culpabilidad es muy propia de nuestra cultura, y tiene una gran carga negativa. Porque implica pensar que hay algo en nosotras que está mal y que no es merecedora de compasión y afecto, repercutiendo directamente en nuestra autoestima y en nuestra valía como personas.
Al sentirnos culpables, nos sentimos menos dignas y tendemos a castigarnos, porque pensamos que lo merecemos y buscamos una manera de redención.
Yo animo a las personas a cambiar esta palabra culpa por responsabilidad.
Cuando admitimos la responsabilidad de nuestras decisiones o actos, estamos diciendo que hemos hecho alguna cosa mal, nos referimos a nuestra conducta, dejando intacto el valor intrínseco que tenemos como persona, y, por lo tanto, salvaguardando nuestra dignidad y nuestra autoestima.
El Fracaso
El fracaso tiene una connotación de derrota, de que no valemos o no somos suficientes y, por tanto, nos puede llevar al victimismo o a la pasividad, porque tendremos miedo de volver a intentarlo por miedo a fracasar. Fracasar lo asociamos a error y a equivocación porque lo vemos como algo personal.
En consulta escucho «Es que soy una fracasada», cuando en realidad, lo adecuado sería decir «Este proyecto ha podido ser, porque quizás necesitaba más tiempo para que fuera finalmente un éxito».
Fracasar es algo normal que forma parte de la vida porque somos seres humanos que nos equivocamos, que no lo sabemos todo, que podemos tener un mal día, que a veces tomamos malas decisiones.
Yo particularmente, no diría fracaso sino que tal vez no he sido lo suficientemente responsable de algo y debía trabajar más o darle vuelta y no empecinarse sobre algo que luego te llevara a una equivocación.
A ver, lo sano es ver el fracaso como una oportunidad de aprendizaje, como una ocasión para aprender cosas nuevas, para crecer y evolucionar. Por lo tanto, no hables en términos de fracaso, sino de aprendizaje.
La Preocupación
Estar constantemente, hablando y pensando en lo que nos preocupa, fíjate que nos roba mucha energía y vitalidad, impidiéndonos estar en el presente y restándonos creatividad.
Nos hace estar ansiosas y en estado de alerta, anticipándonos a algo que probablemente no sucederá o no como lo imaginamos.
En lugar de usar la palabra preocupación, te animo a que uses la palabra ocupación. No es lo mismo que te digas «Estoy preocupada por si me quedo sin trabajo» que decirte «Si me despiden, ya me ocuparé de buscar otro empleo o de ver qué posibilidades tengo».
Lo tengo que o debo…
La palabra “deber” es una de las palabras que más limita y condiciona a una persona, provocando un sentimiento de culpa cuando no queremos hacer determinada cosa.
Vivimos en una sociedad en la que hay muchas imposiciones, como: «tienes que ser perfecto», «tienes que ser una buena madre», «tienes que ser fuerte», «tienes que verte joven y bella», «tienes que tener la talla 34», y que muchas veces va en contra de nuestros propios deseos.
A lo largo de mi trayectoria como docente y coach, he tratado a muchas personas que se sienten frustradas con sus vidas, porque siempre han antepuesto el «debo» al «quiero».
Les animo a que nos escuchemos y a que hagamos las cosas que realmente queremos, aquello que nos hace felices y nos motiva.
Evidentemente, habrá tareas o actividades que «tenemos que hacer» y que no nos agradan, pero que no podemos obviar. En este supuesto, les propongo que le busquemos un sentido, que nos haga sentir bien.
Les pongo de ejemplo lo siguiente: imaginemos por un momento, que no te gusta cocinar.
Pero la realidad, te muestra que «tienes que hacerlo», en lugar de verlo como una obligación, podemos enfocarnos en lo positivo que tiene, como el hecho de que nos gusta cuidarnos y comer de manera saludable y también colaborar al bienestar de nuestra familia.
Todo, siempre, nunca, jamás,…
Venga, evitemos las generalizaciones porque tienen un peso abrumador y nos incapacitan totalmente. Conozco a personas que afirman: «Todo me sale mal», «Jamás lo conseguiré». Esta clase de personas, son muy negativas en este tipo de pensamiento.
Se cierran todas las puertas y no ven ninguna posibilidad más allá de sus narices. Ante estas afirmaciones categóricas, yo les confronto diciéndoles «¿Es posible que todo te salga mal? o sea, nada de nada te sale bien, ¿por qué?»
Recordemos que, por ejemplo: podemos tener problemas con nuestra pareja, pero probablemente nos vaya bien en nuestro trabajo, entonces, gocemos de buena salud y tengamos buenos amigos, mientras solucionamos la comunicación con la pareja. Por tanto, no todo nos va mal. Siempre hay soluciones.
No podemos confundir el TODO con las PARTES, porque si no perdemos la objetividad. Y caemos en pensamientos y conductas totalmente derrotistas y victimistas.
El Problema
Cuando hablamos de problemas, lo asociamos con obstáculos e impedimentos. Y nuestro cerebro se pone en estado de alerta porque se siente amenazado, provocándonos ansiedad y estrés y pudiendo llegar a bloquearnos e inmovilizándonos.
No es lo mismo que te digas «Tengo un problema» que «Tengo un asunto del que ocuparme», a que ponga en foco las posibilidades que tengo para superar ese traspié, o verlo como un reto a superar y en una oportunidad para probar cosas nuevas y ser creativa.
Algún día lo haré
Michael Borrow afirmó que “una meta sin una fecha, es solo un sueño”. Cuando una persona afirma «algún día lo haré», lo que realmente está diciendo, es que: no va a perseguir sus sueños porque tiene miedo a salir de su zona de confort, que no confía en sus capacidades y que prefiere quedarse donde está.
«Algún día lo haré» es una manera de justificarnos y de autoengañarnos por nuestra pasividad y, si no tomamos conciencia de ello, ese día probablemente nunca llegará.
Esto es imposible de hacer
Si algo me digo que es imposible, ¿para qué intentarlo? Es otra de las justificaciones para no pasar a la acción y que sigue escondiendo el miedo a salir de la zona de confort, a arriesgar y de confiar en nuestras propias capacidades.
Tenemos que aprender a desarrollar un pensamiento realista y ver la vida en términos de posibilidades. Tal vez algo sea difícil o poco probable pero eso no significa que sea imposible, sino que tenemos que probar cosas nuevas para intentarlo.
Si ya le ponemos a priori la etiqueta de imposible, nos cerraremos la posibilidad a cualquier iniciativa, ¿entiendes?.
Yo soy así
«Yo soy así y nunca cambiaré» como dice la canción de la cantante Alaska. Y esto, niega toda oportunidad de cambio y de evolución. Es una de las peores creencias limitantes, porque la persona lo vive como una condena.
Creer que soy así y que nunca cambiaré, implica creer que mis circunstancias previas, mi infancia, mi pasado… determina mi presente y mi futuro y que, por tanto, haga lo que haga, nunca podré conseguir mis objetivos ni ser feliz.
Este tipo de pensamiento y diálogo tóxico, genera mucho sufrimiento a la persona. Una pena que se siga castigando a sí misma.
Todas tenemos la capacidad de cambiar, crecer y evolucionar.
No puedo
Cuando me digo «No puedo», mi cerebro se bloquea y es incapaz de pasar a la acción.
El trasfondo de esta palabra, es una falta de seguridad y de autoconfianza en los propios recursos y habilidades.
Todas estas palabras y expresiones tóxicas nos debilitan y nos limitan, alejándonos de nuestro éxito y de nuestra felicidad. ¿Es eso lo que quieres?
Tomar conciencia de las palabras tóxicas, es el primer paso para poder eliminarlas de nuestro vocabulario ,y cambiarlas por palabras más capacitadoras, que nos empoderen, que nos hagan ganar en confianza y en seguridad en nosotras mismas.
Conclusión
Por ello, te animo a que durante esta semana, te hagas consciente de tu diálogo interior y te fijes en las palabras tóxicas que usas y en cómo te hablas a ti misma y si detectas alguna de estas palabras o similares, las cambies por palabras más positivas.
Te lo puse en rojo, para que abras bien los ojos y pienses qué pasa contigo. ¿Aceptas el reto de cambiar tus actitudes y comportamiento hacia ti misma?
Recordatorio a tener en cuenta
Recuerda que la mente y las palabras que usamos son muy poderosas, pero que nosotras, podemos escoger la manera que tenemos de relacionarnos con nosotras mismas.
Se trata de tomar consciencia y de ser perseverantes. Porque los beneficios, son extraordinarios. Porque ganarás en confianza en ti misma y podrás lograr todo aquello que te propongas.
Y si necesitas ayuda en este proceso, no dudes en contactar conmigo. Estaré encantada de ayudarte.
Mi mail es: contacto. glamouretstyle@gmail.com